Jornada de Reflexión: Escuela, Familia y Comunidad
Textos para trabajar en familia.
 
     
 

   En esta Jornada, con el propósito de favorecer la reflexión en el seno de la familia acerca de lo que significa la LIBERTAD, se enviaron los siguientes textos (uno por cada nivel y/o ciclo).

   Los niños, junto a sus familias, luego de analizarlos, enviaron las reflexiones que más abajo se detallan.
Invitamos a las familias a hacernos llegar las producciones y reflexiones logradas.

Nivel Inicial - Nivel Primario. Segundo Ciclo

Nivel Primario. Primer Ciclo

Atrapados en Tururulandia

   Tururulandia era un pequeño y precioso país de juguete que había hecho Paulina Perfectina con sus construcciones. Paulina cuidaba constantemente Tururulandia para que todo estuviera en orden, y mantenía los muñecos rojos junto a sus casas rojas, y los niños verdes jugando en los columpios del parque verdes, y los papás hablando todo el día junto a la plaza.

   Era un país tan bonito y perfecto, que Paulina soñaba con poder llegar a vivir un día en Tururulandia. Y sin saber cómo ni por qué, su sueño se cumplió, y un día despertó en la mitad de Tururulandia. Vestida toda de rosa, y hecha de piececitas de juguete. ¡Qué maravilla! ¡Todo era como ella conocía! Y era realmente precioso. Paulina está totalmente feliz, y tras la primera sorpresa, corrió a ver los columpios de los niños del parque verde. Pero antes de que pudiera llegar, una mano gigante la alcanzó, y tomándola de un brazo, la llevó de nuevo junto al gran palacio rosa. Paulina quedó un poco extrañada, pero enseguida lo olvidó, porque vio sus queridas casas rojas, y hacia allí se dirigió. Pero nuevamente, antes de llegar a ellas, la gran mano volvió a aparecer, y la volvió a dejar junto al palacio.

   - No te esfuerces-dijo una princesita rosa que asomaba por uno de los balcones- nunca podrás abandonar la zona rosa.

   Entonces la princesita explicó a Paulina cómo la gran mano nunca dejaba moverse a nadie en Tururulandia, y que aquel era el país más triste del mundo, porque nadie podía decidir qué hacía ni dónde iba. Y Paulina miró las caras de todas las figuritas y muñecos, y comprobó que era verdad. Y se dio cuenta de que aquella gran mano era la suya, la que utilizaba siempre para mantenerlo todo como ella quería.

   - ¿Pero entonces? ¿No les gusta vivir en un país tan bonito y organizado?- terminó preguntando Paulina.
   - Si no podemos elegir qué hacemos o a dónde vamos, ¿para qué nos sirve todo esto?- le respondieron - Si tan sólo tuviéramos un día para ver otras cosas... ¿no lo entiendes?

   Y vaya si lo entendió. Tras unos pocos días sin poder decidir nada por sí misma, ni moverse del castillo rosa, Paulina estaba profundamente triste; tanto, que su precioso país le daba totalmente igual.
Hasta que una mañana, se despertó de nuevo en su vida normal, y al llegar junto a su país de juguete, lo primero que hizo fue cambiar las figuritas de sitio. Y así, cada vez que encontraba una fuera de su lugar, en vez de devolverla inmediatamente a su sitio, esperaba un día, para que tuviera tiempo de disfrutar de aquel bello país.

   Y muchas veces, en el colegio y en casa, trataron de explicarle en qué consistía la libertad, y lo importante que era. Pero no le hacía falta, para saber lo que era la libertad, sólo tenía que recordar la tristeza extrema que sintió aquellos días en Tururulandia.

Pedro Pablo Sacristán

 

 
     
  Reflexiones enviadas por las familias del Instituto (mandar reflexión a pellegrini@tucbbs.com.ar)  
  Flia. Márquez opinó  
 
 

De todas las criaturas de la tierra el ser humano es el único que puede tejer su propio futuro porque goza de libre albedrío. En su conciencia y en el actuar de ésta, sobre la voluntad se abre ante él un camino siempre distinto. El perro nace perro y morirá viviendo como perro, el árbol crecerá  como árbol y terminará su vida como árbol pero la persona nace siendo nada y podrá ser lo que desee.
Ser libre, conservar intacto el poder de decisión es una condición imprescindible para constituirse como un ser completo. No porque la libertad sea un fin  en sí misma sino porque la libertad es el medio por el cual construimos nuestro destino.
Pero en su condición de obra imperfecta, malinterpretamos la esencia de la libertad y olvidamos el principio fundamental que la rige: “la libertad de uno termina donde comienza la del otro”.
La niña de nuestra historia, mantenía el mundo que había construido en un orden perfecto, un orden que no nacía del equilibrio voluntario sino de su imperativo criterio en cuanto a donde debía estar cada cosa. La falsa apariencia de estabilidad, el orden determinado como regla arbitraria y unilateralmente impuesta y la castrante designación  e inamovible rol social indudablemente provocan tristeza de espíritu convirtiendo a los habitantes del lugar en seres carentes de alegría y entusiasmo, sin tener la posibilidad siquiera de evolucionar con el conocimiento de nuevas cosas y de experimentar nuevas sensaciones. La niña acostumbrada a administrar los límites de la libertad según su propio e inconsulto criterio aún  en la creencia de que el acto tenía un buen fin se encuentra de pronto en el lugar de aquellos que eran parte de un racional y perfecto orden. De pronto nota que entre el futuro y ella existen barrotes, quizás de oro, pero barrotes al fin y al cabo. A cada intento de fuga, a cada variación en el rol y el lugar asignado (de ser distinto) le sigue de inmediato un acto reparador del orden establecido y de a poco se pierde la alegría y la rutina gana la partida.
En este contexto, es fácil proyectar un pensamiento que consistiría en sustituir los pequeños muñequitos por nuestros hijos y la mano que los reglaba en la figura de los padres o docentes del Instituto. Y de inmediato nos cuestionaremos hasta qué punto dejamos que nuestros niños sean ellos de verdad y no una proyección de los que creemos que deban ser. Nuestro afán  proteccionista en caso de los padres y el afán de un orden determinado en caso del docente nos lleva a cometer una imprudencia de resultados impensables: nos olvidamos que el ser humano aprende de sus propios errores, son ellos  los que marcan los limites, los que permiten la auto superación, los que nos permiten descubrir qué es lo que queremos, cada vez que nuestra gran mano vuelve una y otra vez el muñequito a su lugar sin explicaciones, sin sana discusión estamos logrando sencillamente coartar la capacidad de ser distinto, una especie de fábrica de seres en serie a los que se les ha extirpado la voluntad.
En nuestra lectura la actitud acertada es la que adopta la niña luego de su enriquecedora experiencia al probar de su propia medicina. El orden debe ser mantenido porque garantiza la libertad, protege al débil ante el fuerte entre otras cosas e impide la transformación de la libertad en franco libertinaje.
Pero como todo en la vida, nada debe ser en exceso: la imposición de un orden unilateralmente establecido, que sólo por el hecho de ser inconsulto ya lleva en sus genes la injusticia hacia los que deben atacarlo y el libertinaje entendido como la libertad en su máxima expresión sin el respeto por los límites naturales constituidos por los derechos de los demás, son puntos extremos y ninguno de ellos constituye el camino acertado. Respeto, tolerancia, compresión, diálogo, son palabras claves que no ayudaran a llegar al ansiado punto intermedio.
Dios nos dio la libertad como  un acto de amor, nos permitió caminar por la vida en una interminable búsqueda de perfeccionamiento, una búsqueda inconsciente que se manifiesta en cada acto en cada nueva experiencia ya sea acertada o errónea,  enriquecerán nuestro ser, pues cada una de ellas traerá consigo un aprendizaje.
Y estando en ese camino, debemos tratar de imitarlo en el trato hacia nuestros niños, estar presentes sin oprimir, corregir sin imponer y por sobre todas las cosas estar orgullosos de que nuestros hijos sean únicos y especiales.
Apostemos a la charla formativa, al intercambio de opiniones y al respeto en el disentimiento, a la tolerancia ante lo distinto, a la palabra de aliento antes que la de reproche y por sobre todas las cosas aprendamos a ser niños, a mirar las situaciones desde su perspectiva, recuperemos la inocencia que perdimos, ese cristal que nos permite ver las cosas claras, sin maldad, sin la oscura carga de prejuicios que vamos acumulando en nuestro camino a ser adultos.
Nuestra tarea consiste en educar pero sin perder de vista que los niños también pueden educarnos a nosotros. Vivamos en libertad, estableciendo siempre como premisa el respeto por los demás y hagamos una realidad, vieja y sencilla premisa: “no hagamos a los otros lo que no deseamos que nos hagan a nosotros”.

 
  Flia. Aragón Rullo opinó  
 
 

Consideramos que el contenido del texto dispone una definición clara, precisa y sentida de lo que significa la libertad. Con ello los niños pueden experimentar esa vivencia y sentir la necesidad constante de buscarla aplicándola en todas las actividades de su vida diaria, y al mismo tiempo difundirla. De modo que el sistema social en que vivimos nos brinde las herramientas necesarias para encaminarnos a nuestra evolución como seres humanos, en el que el frasco físico tiene un contenido interior que es la verdadera vida, y es la que tenemos que cultivar, logrando de ese modo la real evolución.
Logramos avanzar un poco de las ataduras de épocas pasadas, pero aún persisten muchas que no nos dejan avanzar, y que nos orientan a lo superficial de la vida, llevándonos a extremos de perder el sentido de la existencia.
Y esto lo hacemos en lo que formamos, principalmente en los niños, que son los que expresan e impone su sentir y visión en el desarrollo de sus vidas desarrollando la sociedad. Pero ellos sólo expresan lo que han recibido, como pequeños aparatos tecnológicos que se les introduce un programa y luego reproduce.
Y esto lo hacemos los adultos ya mal programados y con experiencias negativas, ni bien se los trae al mundo les transferimos nuestras limitaciones y luego los programas educativos, que también tienen su aporte limitante, pues son creados por personas programadas así, y ellas a su vez con sus vivencias, reciben una preparación con falencias y con programas creados a su vez intencionalmente para objetivos limitantes.
Pero esto es así?  Por qué? Ya la respuesta es triste y simple, porque existen demasiados intereses en las mentes atrapadas por lo superficial de la vida. Porque se desarrollaron grupos nefastos que ponen en riesgo nuestro verdadero crecimiento, limitando los conocimientos y tergiversando informaciones para llevarnos a sus dominios. Y estos seres que atentan contra nuestra evolución son los grandes grupos capitalistas y económicos que nos manejan según sus intereses, ambiciones y con el poder que disponen; utilizando medios como por ejemplo uno de los motores principales como es la prensa, medios de comunicación; con los cuales incorporan en los seres los programas que pone en movimiento su macabro.
Es así que nos introducen necesidades de consumo, pensamientos y sentir para sus beneficios, con la imagen o creencia de crecimiento exterior, que no tiene nada que ver con la evolución. De este modo nos llevan como bueyes al degüello, por un camino sin sentido que al final, quizás ya tarde, despertamos dándonos cuenta y sintiendo el vacío de nuestras vidas, también hay muchos que nunca despiertan y parten sin darse cuenta que la verdadera evolución es interior, la que nos lleva al sentimiento pleno de vida y de fin.
La libertad se consigue, recibiendo todos los conocimientos posibles y puros sin condimentos subjetivos, que los llevará a entender la realidad y cómo se forma la misma; de modo que su crecimiento interior se conecte con sentimientos de su esencia y pueda actuar con la verdadera libertad, que nunca daña a sus semejantes, porque lo que nace de su interior libre siente a los demás como parte de sí mismo.
La libertad es profunda y pertenece a la esencia, a nuestro verdadero ser, que está en nuestro interior. Lo exterior es el ego, la personalidad programada por el mundo exterior para el manejo fructífero y degradante.
Cuando escuchamos hablar de libertad escondiendo la verdad, sentimos una profunda tristeza.

 
  Flia. Flores opinó  
 
 

Todos podemos ser o hacer lo que soñemos, sólo es necesario tener ganas y fuerza de voluntad.
Has tus sueños realidad, no los sueños de los demás para conformarlos, eso no nos hará felices.

 
  Flia. Mesías opinó  
 
 

Queremos educar a nuestro hijo sabiendo que él puedes ser lo que desee ser. Siempre estaremos para guiarlo de la mejor manera, para que aprenda a elegir y superarse a diario. Para que no viva con miedo de ser quien él no es.

 
  Flia. Marcón opinó  
 
 

La historia nos muestra que debemos aprender a valorar la libertad, ya que cuando la tenemos no le damos importancia pero cuando nos privan de ella es cuando empezamos a darle el valor que se merece.

 

 
  Flia. Ávila López opinó  
 
 

Una vez más llegamos a la conclusión de lo importante que es nuestra “libertad” y lo triste que debe ser no tenerla.
Muchas personas están privadas de ella y por este motivo es grande el sufrimiento. La libertad es además, muy valiosa para uno y a veces no se la aprecia.
Como país debemos agradecer a todos aquellos hombres y mujeres que lucharon para que hoy seamos un pueblo libre poniendo todos sus esfuerzos para así lograrlo.
Cuidemos y velemos por esa libertad que hoy tenemos y que muchos países no la tienen.

 
  Flia. Rodríguez opinó  
 
 

Mediante este cuento podemos ver la importancia que tiene la libertad de elegir y decidir lo que deseamos hacer y respetar la decisión de los demás evitando la gran mano en este caso, la de Paulina (personaje del cuento), porque el mundo perfecto no existe.

 

 
  Flia. Armet opinó  
 
 

Lo que pensamos, una vez que leímos el texto, es que debemos dejar a nuestros hijos elegir lo que más les gusta, para poder saber qué es lo bueno y lo malo, pero siempre guiándolos y acompañándolos, para que nada les afecte.
También es importante, poder hacer que ellos tomen sus propias decisiones y respeten las de otras personas.
Creemos que es una hermosa forma de “armar”.

 
  Flia. Hardoy opinó  
 
 

Este texto nos enseña que tenemos la libertad de elegir lo que queramos y a donde queremos llegar.

 

 

 
  Flia. Suárez opinó  
 
 

¿Qué es la libertad? La libertad no es ni la perfección ni la idea de ver todo ordenado y bonito a los ojos de los demás.
La libertad es aquello que posee cada individuo en relación a los otros. Al igual que en el texto, Paulina poseía la libertad de ordenar y manejar los muñecos de su mundo “perfecto” pero ellos no se sentían alegres ni libres dentro de ese país que Paulina creaba a su ideal de perfección.
Lo mismo sucede con la libertad entre las personas que nos rodean. Yo soy libre de elegir y hacer ciertas cosas siempre y cuando deje y permita que el otro o los otros sean o tengan mi misma libertad para hacer y elegir lo que prefieran.
Siempre que pensemos en la libertad debemos saber también que no estamos solos y que “mi libertad termina donde empieza la del otro”, y que toda persona tiene derecho a ser libre y poder sentirse “alegre” en su convivencia diaria dentro de la sociedad, su cas, su trabajo, la escuela, etc.

 
  Flia. Domfrocht opinó  
 
 

La libertad es un derecho de las personas, que todos debemos respetar, teniendo en cuenta que “la libertad de uno termina cuando comienza la libertad de los otros”.
Ser libres es lo más hermoso que tenemos, poder elegir lo que queremos, lo que hacemos, lo que nos gusta y no nos gusta.

 
  Flia. Arrollo opinó  
 
 

Nos pareció muy claro y ejemplificador el cuento, porque demuestra que una vida rígida y extremadamente ordenada no nos puede hacer felices.
La libertad es el valor más preciado y consiste en poder decidir lo que vamos a hacer y también hacernos responsables de nuestros actos de libertad.

 
  Flia. Acosta opinó  
 
 

El texto trata en sí de lo importante que es transmitir a los niños el significado de la libertad.
Lo bueno y estimulante que es para ellos poder elegir qué les gusta hacer, más allá de que nosotros los padres, intentamos influenciarlos con alguna elección.
Muchas veces los niños no pueden decidir por sí mismos las cosas debido al temor de fallarnos a nosotros, es importante que ellos entiendan que lo que realmente nos hace felices a los padres, es que ellos mismos lo sean con lo que puedan lograr.

La sonrisa de un hijo y la felicidad de ellos es lo que realmente importa en este mundo para nosotros. Nuestro camino entonces es guiarlos y transmitirles que nunca abandonen sus sueños, porque  ese es el único camino para llegar a sentirse plenos, el día de mañana.
 
     
 

Cuento presentado a los Padres que trabajaron en la Institución junto a docentes

Un elefante ocupa mucho espacio

 
 
 

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